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sábado, noviembre 23, 2013

Capitalismo y basura

jueves, 14 de noviembre de 2013

Pequeña filosofía de la basura (reflexiones a partir de una huelga reveladora)




1.  Recordaba Marx en El Capital que  "la riqueza de las sociedades donde impera el modo de producción capitalista se anuncia como "una inmensa acumulación de mercancías"". Mercancía es en el capitalismo un objeto producido por el trabajo que se destina desde el principio a ser vendido a fin de obtener un beneficio de esa venta. La mercancía, como tal, solo tiene como función secundaria satisfacer una necesidad. Tan secundaria es esta función respecto del  la ganancia mercantil que la producción de mercancías llega a generar por sí misma su propia demanda, a producir una necesidad. Es lo que demuestra la ley de Say, una ley fundamental de la economía capitalista conforme a la cual "es la producción la que abre un mercado (un débouché) al producto". La utilidad del producto que adquiere la forma social de mercancía es así secundaria y residual, siendo el rasgo principal de la mercancía su participación en la sustancia del valor como una cantidad determinada de valor de cambio. El interés del productor capitalista no es la satisfacción de necesidades sociales ni individuales, sino el lucro que puede obtener por medio de la venta de los productos. Estos pueden ser útiles, inútiles o incluso nocivos para quien los consuma, pero serán siempre útiles para el capitalista en la medida en que haya extraído de su venta un beneficio. En las circunstancias históricas en que las mayorías sociales no han conseguido ponerle freno -como en el siglo XIX o en el presente siglo- el capitalismo puede definirse como unrégimen de producción mercantil que por el mínimo posible de utilidad y de calidad en sus productos procura obtener el máximo posible de beneficio.

2. En cualquier caso, lo que se produce bajo relaciones capitalistas se produce con el fin exclusivo de obtener una acumulación indefinida de capital: que esta se logre mediante la producción y venta de mercancías o, como en el capitalismo financiero, obteniendo directamente beneficios de la transformación mediante el crédito (y la deuda) de dinero en más dinero, el capital nunca tiene por finalidad satisfacer ningún tipo de necesidad. De ahí que sus productos, las mercancías, generen siempre una satisfacción muy efímera. Cuando se obtiene directamente del trabajo propio o ajeno un bien de uso como un pan o un abrigo, este se ha producido para satisfacer una necesidad, la de comer o abrigarse, por ejemplo. Cuando estos mismos objetos se compran en el mercado, la causa por la que se han comprado puede estar muy apartada de la necesidad inmediata y ser un deseo imaginario socialmente producido, no tanto de usar el producto como de apropiárselo. Así, la mercancía siempre decepciona una vez que se posee, pues nada más comprarla pierde el brillo de lo que todos los demás desean y queda relegada a nuestro poco "brillante" espacio de intimidad. Pierde valor de uso en cierto modo, pues, en una economía capitalista, su valor de uso converge cada vez más con su valor de cambio, haciéndose el valor de uso mero soporte inesencial del valor de cambio. En último término, respecto de la función esencial de la mercancía para el capitalista y para los sujetos del espectáculo capitalista, la mercancía como objeto físico útil es basura.

3. La "inmensa acumulación de mercancías" corre pareja con una "inmensa acumulación de basura", pues la vida y las necesidades humanas son respecto del proceso fundamental del valor de cambio y de la acumulación de capital mero residuo y así lo son también los medios de la vida humana que son los valores de uso encarnados en productos. En cierto modo, antes de ser consumida, la mercancía es ya residual respecto del proceso de valoración social fundamental que es el del intercambio con fin de lucro. No solo es el dinero como equivalente general, como mercancía -que, según Spinoza es "imagen de todas las cosas"- el "estiércol del Diablo". Estiércol son ya todas las demás mercancías en la medida en que, en virtud de la propiedad de reciprocidad de la relación de equivalencia, equivalen en su función -e incluso, cada vez más en sus propiedades formales y materiales: estabilidad, desplazabilidad, uniformidad)- al propio dinero. Los tomates o las manzanas casi idénticos -y perfectamente insípidos- que adornan nuestros supermercados son equivalentes del dinero que, como él tardan en corromperse (gracias a distintos tratamientos contra la descomposición química o bacteriana), pueden transportarse a muy largas distancias (normalmente por su falta de madurez que genera su insipidez) y por su uniformidad comparable a la de los billetes o las monedas que los hace más que manzanas o tomates reales, algo parecido a manzanas o tomates esenciales, ideas platónicas.

4. El consumo no movido por la necesidad ni por un deseo autónomamente formulado es un consumo heterónomo y de apariencia caprichosa. Muchos productos comprados apenas se usan, pues han perdido su lustre social y, si se usan se desperdician también en gran medida, pues se dejan pudrir antes de consumirse o se utilizan solo en pequeña parte. El consumo de mercancías genera toneladas y toneladas de basura así como de insatisfacción. La basura producida es un buen indicador de esa íntima insatisfacción con las mercancías que, en solo aparente paradoja, inclina al sujeto del espectáculo capitalista a regresar al mercado a adquirir más mercancías que correrán idéntica suerte. Que en toda mercancía las propiedades mercantiles priman sobre ese residuo que constituyen su objetividad y utilidad es algo que se puede comprobar fácilmente atendiendo a la importancia de envases y envoltorios que, en muchos productos llegan a ser más voluminosos que la propia mercancía, pues de lo que se trata es de privilegiar su imagen social y publicitaria sobre sus características efectivas. Esto genera, junto al desperdicio del propio producto, otra enorme fuente de basura. Las bolsas de plástico y otros envases han llegado a crear así vastas islas en el Atlántico y el Pacífico que asfixian y envenenan las aguas y destruyen a numerosas especies. Y es que el capitalismo solo puede funcionar mediante la producción en masa de "externalidades negativas", transfiriendo al exterior del ciclo mercantil, a la sociedad o a la naturaleza una parte importante de sus costes de producción. Una externalidad negativa como la contaminación o el desempleo masivo debería integrarse en los costes de producción si estos reflejasen el coste social real, pero en el capitalismo no es este el caso. Estas externalidades negativas pueden ser externalidades sociales como el paro o la pobreza o externalidades naturales como la contaminación, pero en cualquier caso, el capitalismo es un régimen que, al disociar casi completamente el valor de cambio de la utilidad (valor de uso) llega a producir fundamentalmente residuos, basuras, convirtiéndose incluso la propia vida humana en el principal residuo del proceso de acumulación.

5. La valiente y prolongada huelga de los barrenderos y jardineros de Madrid ha puesto de manifiesto -entre otras muchas cosas- estas características del capitalismo antes descritas. Mientras las basuras se recogen, nadie se da cuenta de su inmenso volumen ni del inmenso disparate social y económico en que se ha convertido nuestro medio de vida. La mercancía, antes de su compra, tiene que exhibirse, mostrarse en escaparate ante la sociedad para que sea objeto de deseo y el deseo de los unos alimente por imitación el de los otros. Después de su compra, se integra en el discreto ámbito del consumo, esto es, de lo íntimo, y es ocasión de decepción para el consumidor, pues ha perdido de inmediato "ese algo más" que tenía en la vitrina. Los actos de consumo que sobre ella se practican son así caprichosos y limitados, llevando la insatisfacción a su reproducción indefinida.

Tras estos actos de consumo queda una importante masa de residuos que, a diferencia de la mercancía inicial, no deben ser mostrados. Por lo demás, ocurre exactamente lo mismo en el capitalismo actual con esos "residuos humanos" que son los cadáveres, rápidamente quitados de la vista e inhumados o, mejor aún, incinerados en el marco del negocio de las pompas fúnebres. Hay que evitar que se establezca una relación entre la cosa de apariencia eterna que estaba en la vitrina o se exponía en el supermercado y ese resto que carece de atractivo, pues en su decadencia hace ver lo que siempre fue:  mera inherencia desprendida de la sustancia del valor de cambio. La labor de los barrenderos es mantener limpia la ciudad, esto es, quitar de la vista todo lo que sea residuo para que así resplandezca la mercancía. La ciudad del capitalismo es una ciudad escaparate: por eso nos chocan las ciudades mucho más "sucias" de otras civilizaciones. La extraordinaria vuelta de tuerca en la explotación del trabajo, por la que el Ayuntamiento de Madrid intenta pagar menos por los servicios de los barrenderos imponiendo una drástica reducción de sueldos y plantillas a las empresas adjudicatarias de este servicio ha tenido por respuesta la firme resistencia de los trabajadores del sector. Tras algo más de una semana de huelga, la basura cubre muchas calles de Madrid y lo que el sistema debe ocultar por todos los medios, que la mercancía del escaparate es siempre ya residuo, se hace patente e incómodo para todos los viandantes. El escaparate de mercancías que es la capital española -al igual que las demás grandes ciudades del capitalismo- se está convirtiendo en un gigantesco vertedero y muestra así la profunda e intolerable identidad entre la mercancía y la basura. A los barrenderos de Madrid, además del ejemplo de su coraje y tenacidad en la resistencia, les debemos una gran lección sobre el funcionamiento de esta sociedad.

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Keli

sábado, mayo 04, 2013

La avalancha de lo feo






 MANUEL RIVAS - El País, 3 mayo 2013
Chagall se sumó con ilusión a la revolución soviética en sus primeros tiempos. Abrió gratis a la gente su taller artístico y hombres y mujeres pintaron caballos de colores para engalanar los balcones el primero de Mayo. Pero al año siguiente, los burócratas trasladaron al pintor la consigna de que en lugar de caballos en las pancartas deberían figurar los retratos de los nuevos dirigentes, con trazos monocromos y el rictus grave de la mirada histórica. La multitud coreaba los nombres de los rostros severos, pero los ojos añoraban los caballos de colores.
En 'La vida simple', Sylvain Tesson, lanza una tesis inquietante: “La avalancha de los pueblos hacia lo feo fue el principal fenómeno de la mundialización.” La regresión que estamos viviendo en España presenta también esa dimensión estética: la avalancha de lo feo. En la pobreza, el tamaño de la fealdad es pequeño. La gran fealdad cuesta una pasta. En todos los registros de mansiones y guaridas de corruptos hay una coincidencia: aparecen piezas de animales disecados. Los cadáveres de los caballos de colores. No me extraña que la nueva insurgencia artística elija como materia prima las boñigas. En los centros financieros de las ciudades habría que erigir grandes monumentos de excrementos. La modesta utopía de la transición era transformar el deslugar inhóspito y feo en un lugar amable, cívico, de política decente, preservada de los depredadores. Pero esa laboriosa tarea está siendo destruida cada día por la avalancha de lo feo, en un proceso de deforestación mental, que parece ir ocupando todo. Hay incluso quien pone los huevos para que el futuro sea el kitsch de Aguirre y su capitalismo caníbal. Por eso el 2 de Mayo ya lo han celebrado jubilando a la fuerza a 700 médicos en Madrid. Solo un gran pacto, que incluya a catalanes y vascos, puede frenar el dopaje de España como un deslugar.

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Keli

domingo, abril 21, 2013

Esto es la derecha xxv


jul23

Las mamandurrias de Aguirre

Se queja Esperanza Aguirre del gasto público desaforado y pone como condición imprescindible su purga y poda para evitar “un corralito”. “Se tienen que terminar los subsidios, las subvenciones y las mamandurrias“, dice una política supuestamente liberal que sacó su plaza de funcionaria hace 36 años, que jamás ha trabajado en el sector privado y que vive subida en un coche oficial desde hace casi dos décadas.
¿Mamandurrias? ¿Lo dice por Fundescam, la fundación con la que su partido financió irregularmente sus primeras elecciones, las del tamayazo, con donaciones de empresarios que después recibieron sustanciosos contratos públicos, como Arturo Fernández o Gerardo Díaz Ferrán? ¿Se refiere a los 630 millones que anualmente perdona la Comunidad de Madrid a los más ricos en concepto de impuesto de Patrimonio (es la única autonomía, junto a Baleares, que no cobra este impuesto)? ¿Cuestiona entonces las ayudas a los toros? ¿Los fondos públicos para la escuela privada, que son en Madrid mayores que en cualquier otra autonomía? ¿Esos 90 millones de euros anuales en subvenciones fiscales a la enseñanza de pago de algunos que salen de los impuestos de todos?
¿Habla acaso del Senado, que ella misma presidió? ¿Se refiere tal vez a esos 130 millones que el año pasado pagó de más la Comunidad de Madrid a los hospitales privados? ¿A la Gürtel, donde el Gobierno y el partido regional que ella preside tiene el récord de imputados? ¿Al sueldo de su hijo, conde de Villariezo y asesor del Ministerio de Economía? ¿O es una crítica a los enchufados del PP en Bankia y Caja Madrid, donde ella tuvo mucho que decir, cuya gestión ha dejado un enorme agujero a pagar por todos los españoles y nos ha colocado al borde de la bancarrota nacional?
Mamandurria. ¿Y tú me lo preguntas? Mamandurria eres tú.
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mamandurria.
(De mamar).
1. f. Sueldo que se disfruta sin merecerlo, sinecura, ganga permanente.

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Keli

jueves, septiembre 27, 2012

Legalizando la Delincuencia: las Z.E.E.


Favor de leer atentamente: este es el próximo saqueo que viene: legalizar la delincuencia y precariedad social para que un@s cuant@s se forren: de los frutos del expolio no quedarán, apenas, beneficios para la zona enajenada. ¡Atención Madrid!
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Pedro Olalla

Atenas

Dado que el negocio de la "crisis" va viento en popa, se acerca ya el deplorable momento de ver cómo, en Grecia, se convierte en cruda realidad la amenaza de las llamadas "Zonas Económicas Especiales": una amenaza visible hace ya tiempo, cuando las perspectivas de futuro que en este blog se analizaban sonaban para muchos a catastrofismo radical.

Hace ahora un año, Philipp Rösler, el joven vicecanciller de origen vietnamita del gobierno Merkel, visitó Grecia al frente de una delegación de empresarios alemanes y planteó abiertamente ante el gobierno griego la conveniencia de crear Zonas Económicas Especiales para atraer las inversiones extranjeras. Los ministros Venizelos y Chrysochoidis estuvieron de acuerdo en la idoneidad de zonas como el Epiro, Tracia, el Peloponeso y el Egeo Sur, pero la burocracia de Bruselas ha demorado hasta el momento el asunto, no tanto por principios éticos como recelosa de favorecer la "competencia desleal" dentro la propia Eurozona. No obstante, los muchos entusiastas de la idea (nacionales y foráneos) han seguido adelante, y, estos primeros días de septiembre, el Viceministro de Trabajo alemán, Hans-Joachim Fuchtel, se ha paseado por el Peloponeso sondeando el terreno y la disposición de autoridades y empresarios de cara al futuro inmediato. Claro está, en sus agendas de trabajo se evita aún utilizar abiertamente el término "Zonas Económicas Especiales", dado que puede despertar suspicacia, como ocurrió hace días en la isla de Leros. Es preferible hablar sencillamente de "inversiones", de "planes estratégicos de desarrollo regional" y, sobre todo, de "creación de puestos de trabajo": éste es el cebo con el que todos pican.

Como, por desgracia, el concepto de "Zona Económica Especial" está llamado a convertirse en uno de los trendies de los próximos años en los países europeos con dificultades financieras, conviene conocer a las claras lo que significa esta eufemística etiqueta. "Zona Económica Especial" es una zona concreta de un país donde las leyes que rigen en todo el territorio nacional son sustituidas por otras más afines a la conveniencia de los inversores que en ella se instalan. Para atraer el capital, las ZEE ofrecen, por lo general, los siguientes incentivos: importación de equipamientos y materias primas libre de aranceles, reducción drástica de los tipos impositivos o incluso exención de impuestos, legislación laboral eslástica, libre circulación de capitales, libre salida del país de beneficios obtenidos, subvención de gastos de transporte, subvención de gastos de contratación de personal, y régimen especial de concesión de licencias. A estos alicientes, se suma también el que el Estado facilita las infraestructuras necesarias en materia vial, de acometidas de agua y electricidad, de telecomunicaciones, de servicios sanitarios, etc. Y por si esto fuera poco, la administración del territorio de la ZEE la ejerce una persona jurídica de derecho privado cuyo principal accionista es, en una primera fase, el ayuntamiento o el gobierno regional de la zona donde se instala, y, más tarde, las propias compañías. Es decir, en la práctica, las "Zonas Económicas Especiales" son zonas del territorio nacional cedidas al control del inversor, que las administra de facto según su conveniencia.

Dejémonos de eufemismos y hablemos claro. Las "Zonas Económicas Especiales" nacieron como un invento de la city de Londres para dar continuidad al colonialismo, necesitado de renovar su imagen victoriana para poder seguir operando con éxito en las nuevas naciones "independientes". La primera ZEE se estableció a finales de 1979 en Shenzhen, entonces un pequeño puerto al norte de Hong Kong y hoy una selva de rascacielos cuyas cristaleras ocultan la explotación extrema y las muecas grotescas de la corrupción y del abuso como modus vivendi. Desde aquel primer experimento hasta la actualidad –gracias a la progresiva desregulación de los mercados y al progresivo aumento de la dependencia financiera de los gobiernos–, han sido declaradas en el mundo cerca de 4.000 Zonas Económicas Especiales.

La experiencia internacional pone de manifiesto cuál es la realidad en estos territorios: para el trabajador, jornadas laborales de entre diez y doce horas diarias (llegando en algunos momentos a alcanzar las dieciséis, según datos de la OIT), elasticidad de la jornada en función de la satisfacción de estrictos objetivos de producción (en las ZEE de China, se trabaja entre 54 y 77 horas a la semana), prohibición de establecer sindicatos, gran inseguridad laboral, condiciones de trabajo degradadas y ausencia total de posibilidades de promoción; para el inversor, exención casi total de impuestos y de obligaciones de participar en programas de desarrollo del país; explotación del territorio a largo plazo a cambio de porcentajes sobre el beneficio que en muy pocos casos alcanzan el 1%; aplicación de mecanismos (fast-track) para eludir normativas medioambientales, de patrimonio, de consumo y de seguridad; y ausencia absoluta de control estatal, lo que favorece el blanqueo continuo de ingentes capitales.

Quien quiera argumentar que las ZEE crean puestos de trabajo, debe saber cuáles son las condiciones del contrato; y, además, debe saber también que, si bien en un principio se contrata población local para favorecer la aceptación, la experiencia histórica demuestra que la práctica habitual es contratar mayoritariamente a emigrantes internos o externos por períodos no demasiado largos y a través de agencias privadas, que pueden llevarse en comisión hasta la mitad de su salario. Siguiendo la Directiva europea sobre normas y procedimientos comunes a los estados miembro para la repatriación de súbditos de terceros países (2008/115/EC), nuestras legislaciones se están preparando ya para que los inmigrantes ilegales en espera de resolución sobre su caso puedan recibir empleo en zonas concretas señaladas por determinadas instancias oficiales (para el caso de Grecia, Ley 3907/2011 37.5). Lean ustedes entre líneas.

Ahora que la "crisis" se extiende y se agudiza, que empiezan a buscarse fórmulas para pagar en especie lo que no se podrá pagar en dinero y que las fortunas de los paraísos fiscales reclaman nuevos paraísos de inversión, comenzarán a hablarnos de Zonas Económicas Especiales y de otros eufemismos como supuesto motor de desarrollo y "solución" a los problemas del país. Por eso, conviene abrir los ojos y conocer las experiencias de otras latitudes: para estar preparados, para que no nos vuelvan a engañar, y para no olvidarnos nunca de que esos "paraísos" son la otra cara de muchos infiernos.

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Keli

martes, junio 12, 2012

¡Es que el PP (Partido de la Patronal) ha hundido a Hespaña! i


jun112012

Las siete grandes mentiras sobre el rescate español

Luis de Guindos: “Es un apoyo financiero que no tiene nada que ver con un rescate”. “No hay ni el más mínimo rescate al respecto”.
Falso. El dinero sale de los fondos europeos de rescate y se presta al Estado, no directamente a los bancos, como pretendía España. Aunque las condiciones sean algo diferentes al de los demás países rescatados, la realidad es que España se ha convertido en el cuarto país de Europa en recurrir a estas ayudas, tras Grecia, Irlanda y Portugal. Así lo ve toda Europa y la prensa internacional.

Mariano Rajoy: “Lo que hay es una línea de crédito”.
Falso. No son los bancos quienes piden el dinero prestado a Europa, se comprometen a devolverlo y pagan los intereses. Es España, a través de una entidad pública: el FROB. La mayoría de los bancos no recibirán préstamos desde el FROB –no los podrían devolver–, sino inyecciones de capital.

Mariano Rajoy: “No afecta al déficit público”.
Falso. Todo el dinero que pida prestado al FROB irá a la deuda pública y sus intereses, al déficit. Si se alcanzan los 100.000 millones y el tipo de interés, como se dice, es del 3%, supondrá 3.000 millones de euros más en el déficit anual: por comparar, es dos veces lo que ahorró Zapatero congelando las pensiones en 2010.

Mariano Rajoy: “El que ha presionado he sido yo. A mí nadie me ha presionado”.
Falso. Europa –especialmente Alemania y los países del norte– ha presionado a España para que acepte esta opción. Dentro del desastre, el procedimiento de rescate no es especialmente malo: había opciones mucho peores. Pero tampoco es el modelo soñado por el Gobierno español, que habría preferido una intervención del BCE o un rescate directo a los bancos sin que el Estado tuviese que avalar la operación.

Luis De Guindos: “Ayudará a las familias y a las empresas”. “Servirá para que vuelva a fluir el crédito, para que crezca la economía y se cree empleo”.
Falso. El dinero público inyectado a los bancos irá a provisiones de pérdidas, no al crédito. De hecho, a corto plazo lo más probable es que el crédito se restrinja aún más porque todas las entidades financieras –las buenas, las malas y las regulares– tendrán que aumentar aún más sus provisiones, por lo que no podrán prestar.

Cristóbal Montoro: “No van a venir los hombres de negro”.
Falso. La temida troika –el FMI, el BCE y la Comisión Europea– también va a aterrizar en España. Serán ellos quienes decidan la reestructuración del sector financiero y también quienes vigilen “de cerca y regulamente” el cumplimento de los compromisos españoles contra el déficit.

Luis de Guindos: “Las condiciones se les van a imponer a los bancos”.
Falso. España va a tener que firmar un ‘memorandum of understanding’: un tratado, como el de Grecia, Irlanda y Portugal. Y en elpropio comunicado del Eurogrupo queda claro que la ayuda al sector financiero está condicionada al cumplimiento de los compromisos anteriores de España en la lucha contra el déficit. No hay condiciones explícitas, pero sí las hay implícitas. En breve veremos nuevos recortes y subidas de impuestos, por mucho que el Gobierno hoy los niegue con la misma contundencia con la que antes negó el rescate.

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Keli

domingo, junio 03, 2012

¿Por qué se ha creado la crisis?

¿Por qué se ha creado la crisis?

Publico.es, 24/05/12


Vicenç Navarro
Catedrático de Políticas Públicas. Universidad Pompeu Fabra, y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University
Todos los datos, muestran que las políticas de austeridad, que promueven recortes del gasto público (incluyendo el gasto público social) y la reducción de los salarios –la llamada devaluación doméstica- han sido un fracaso, y han creado un enorme daño a la mayoría de las clases populares. La pregunta que debemos hacernos es ¿por qué, entonces, si la evidencia de su fracaso es tan robusta, continúan imponiéndose a las poblaciones de los países de la Eurozona? Una respuesta podría ser que los diseñadores de tales políticas son gente incompetente. Es cierto que hay gran número de expertos que asesoran a las autoridades que toman las decisiones conducentes a la aplicación de aquellas políticas de austeridad que son claramente incompetentes. Las predicciones de recuperación de las economías de la Eurozona son un ejemplo de ello. Mark Weisbrot, del Center for Economic and Policy Research (CEPR), ha documentado el cálculo erróneo de tales predicciones por parte del FMI, del BCE y de la Comisión Europea, alcanzando, en el caso de Grecia, predicciones irrisorias, que harían reír si no fuera por las trágicas consecuencias que conlleva su aplicación (los suicidios en Grecia crecieron un 40% en un año, según The Lancet).
Ahora bien, el problema es mucho mayor que la incompetencia. Es un problema de fe en un dogma, el dogma neoliberal, que imbuye tales instituciones y que se reproduce debido a que sirve intereses muy específicos, intereses de clase (sí, de clase social), tanto financiera como empresarial, que han diseñado un sistema de gobernanza de la Eurozona que lleva inevitablemente a estos resultados, resultados que coinciden con sus objetivos, que no son otros que cambiar Europa, convirtiendo la Europa social en la Europa liberal. Y para conseguirlo y vencer las resistencias populares, han creado una gran recesión, imponiendo tales políticas (imponiendo porque no hay ningún gobierno que las aplique que tuviera tales políticas en su programa electoral) con el argumento de que no hay alternativas. En realidad, tal objetivo aparece claramente en las declaraciones del Sr. Draghi al Wall Street Journal (24.02.12), donde afirma que la Europa social está desapareciendo, refiriéndose a España como un ejemplo de ello. Indica en su entrevista que en España, con una tasa de desempleo juvenil superior al 50%, ya no existe protección social universal (el gobierno PP ha anulado la universalidad del sistema nacional de salud, de manera que las personas de más de 26 años no tienen garantizada la cobertura sanitaria a no ser que hayan cotizado a la Seguridad Social). Esto es lo que intentan, y lo están consiguiendo. Es lo que Noam Chomsky ha llamado la guerra de clases unidireccional.
Los instrumentos para conseguirlo son dos. Uno es el Pacto de Estabilidad (al cual se añadió el término “Crecimiento”, a propuesta del gobierno socialista francés del Sr. Jospin, sin que se le dotara de instrumentos para facilitar tal crecimiento) que fuerza a los Estados a tener un déficit público por debajo de un 3% del PIB y que dificulta enormemente la recuperación económica en momentos de recesión, como está ocurriendo ahora. De ahí que cuando hay una recesión, el Estado recorta los gastos públicos, incluido el gasto público social, a fin de reducir el déficit público originado por la bajada de ingresos al Estado como consecuencia de la recesión. La recesión es, pues, una manera de forzar el desmantelamiento de la Europa social (a través de una reducción de la protección social y de los salarios). En realidad, la entrada de España al euro (que requería una reducción del déficit del Estado) se consiguió a base de aumentar el enorme déficit de gasto público social que España tiene en relación con el resto de países de la UE-15. Este Pacto de Estabilidad se quiere ahora sustituir por un Pacto fiscal incluso más restringido, en el que en lugar de un 3% del PIB, el déficit tendrá que ser prácticamente cero (sí, ha leído bien, cero). Esto es un ataque frontal a la Europa Social y a la posibilidad de salir de la recesión.
El otro instrumento que se creó para eliminar la Europa social es el Banco Central Europeo que, en realidad, no es un banco central. Esta afirmación sorprenderá a mucha gente, pero los hechos así lo muestran. Un banco central imprime dinero, y con este dinero ayuda al Estado comprándole deuda pública, manteniendo los intereses de sus bonos relativamente bajos. Protege así a los Estados frente a la especulación de los mercados financieros sobre su deuda pública. En ausencia de tal protección, los mercados financieros (sobre todo los bancos y las compañías de seguros) especulan con la deuda pública, creando la percepción de que los Estados tienen problemas para pagar su deuda, forzándole así a tener intereses altos en sus bonos. Si hubiera un banco central en cada país, este banco central imprimiría dinero y compraría deuda pública del Estado bajando así los intereses de los bonos e impidiendo la especulación por parte de la banca privada (los llamados mercados financieros).
Pues bien, el Banco Central Europeo no hace esto. Sí que imprime dinero, pero se lo da (a un interés bajísimo, de un 1%) a los bancos privados para que compren bonos públicos (a unos intereses mucho más elevados, un 6% en el caso de los bonos públicos españoles). Es un enorme negocio para la banca a costa de los Estados. Y ahí está el problema. Sin un Banco Central que les proteja, los Estados están totalmente expuestos a la especulación. No son los mercados financieros el problema, sino la ausencia de un Banco Central, hecho que está diseñado de esta manera para debilitar a los Estados a fin de que tengan que reducir su gasto público y su protección social y facilitar la disminución de los salarios.
Se dice que el Banco Central Europeo no puede comprar deuda pública. Ello responde a la lógica que acabo de explicar. Pero hay que saber que el BCE lo hace en bases excepcionales cuando el Estado está a punto de quebrar y no puede pagar su deuda pública, como consecuencia de no estar protegido frente a los mercados financieros. Cuando está a punto de colapsar, interviene entonces, comprando deuda pública para que baje los intereses de la misma. Con ello evita que el Estado se colapse y los bancos pudieran estar colgados con gran cantidad de deuda pública que no pueden recuperar debido al colapso del Estado. Es como si hubiera una sanguijuela que chupa la sangre del cuerpo y que, como resultado de ello, la persona estuviera a punto de morir y le inyectaran sangre para que pudiera continuar viviendo y así la sanguijuela pudiera continuar chupándole la sangre.
Ahora bien, cuando el BCE compra deuda pública al Estado, le exige como condición que desmantele su Estado social, es decir, que recorte la protección social y baje los salarios. Ésta es la realidad que se oculta a la ciudadanía en los medios. El problema no son los mercados financieros, como constantemente acentúa gran parte de las izquierdas, sino el edificio construido para sostener el euro, que deja a los Estados totalmente vulnerables, lo cual era el objetivo de la avalancha neoliberal.

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Keli

viernes, junio 01, 2012

Esto es la derecha xxi



La diputada canaria Ana Oramas desvela en el Congreso que el PP quería
que se produjera el rescate europeo en 2010
“Montoro me dijo: ‘que caiga España, que ya
la levantaremos nosotros’”
La diputada de Coalición Canaria, Ana Oramas, ha provocado un terremoto en el Congreso desvelando una conversación que mantuvo con el actual ministro de Economía, Cristobal Montoro. La conversación, según ha desvelado, se produjo en 2010, hace dos años, cuando el Gobierno de Rodríguez Zapatero tuvo que dar un giro a todas sus políticas porque la amenaza de la intervención de Europa era inminente.
Según ha desvelado en la tribuna la diputada nacionalista canaria, en aquel momento el Gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero pidió a todos los grupos que actuaran con responsabilidad y apoyaran al Ejecutivo ante la situación, al borde del precipicio, que vivía España. Los grupos, por lo que ha insinuado la diputada, hablaron entre ellos.
En ese ambiente, Oramas ha revelado que se produjo una conversación suya con Cristóbal Montoro, portavoz entonces de la comisión de economía del PP en el Congreso, y actual ministro de Hacienda. En  palabras de Oramas, tal y como lo ha recordado en la tribuna del Congreso, “el PP en aquel momento  optó por intentar hacer caer al Gobierno”.
La líder de Coalición Canaria ha ido más allá y ha desvelado las presiones de las filas de la derecha. El Gobierno resistió “gracias a CiU y a los nacionalistas canarios –ha dicho- que nos abstuvimos…, a pesar de las presiones, y siento que no esté don Cristobal Montoro, que me dijo: “que caiga España, que ya la levantaremos nosotros”. Gracias a la abstención de CiU y Coalición Canaria este país no fue intervenido”.

A Ana Oramas la escuchaban en ese momento en el hemiciclo el ministro de Economía, Luis de Guindos, y el ardoroso diputado popular Martínez Pujalte. Nadie del PP ha salido hasta el momento a rebatir las palabras de la diputada canaria. El diputado catalán de CiU, Josep Sánche Llibre, mientras, asentía con la cabeza.

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Keli

miércoles, enero 25, 2012

Esto es la peligrosa derecha xi


Capitalismo de casino

Tag: Estrategias oblicuas — Ignacio Escolar @ 6:06 am; 25/01/2012
Imaginen que soy un inversor multimillonario. Imaginen que me planto con mi puro, mi chequera y mi sombrero de chistera en Francia, o en Alemania, o en cualquier otro país civilizado de esos que se supone queremos imitar. Imaginen que –como buen empresario “liberal”– busco apoyo y dinero público para montar mi negocio privado: una docena de casinos con sus hoteles y sus campos de golf; un Las Vegas en el arrabal de Europa; un paraíso fiscal.
Imaginen que pido al Gobierno que me regale suelo, que me ponga una estación de AVE, que me construya una línea de metro, que me muevan un vertedero, que me echen a un poblado chabolista y que me perdonen los impuestos. Imaginen que también exijo que me cambien la ley de Juego, la ley de Enjuiciamiento Civil, la ley de Extranjería, la ley Antitabaco, el Estatuto de los Trabajadores, la ley de Blanqueo de Capitales y la ley de Procedimiento Laboral. Imaginen que, además de todo esto, reclamo que se permita el juego a menores, la entrada a ludópatas en mis casinos y un aval del Estado para algunos de los préstamos que vaya a necesitar. Si mi negocio va bien, los beneficios son míos; si quiebra, los contribuyentes tendrían que pagar.
A cambio de que me reescriban las leyes, me regalen el suelo, me avalen los préstamos, me permitan explotar a mis empleados y me perdonen los impuestos, yo prometo dar trabajo a los nativos. Ya saben, empleo de calidad: camareros mal pagados, crupieres, estafadores, matones, sirvientas para hacer las camas y prostitutas para deshacerlas.
La pregunta: ¿cuánto tardaría el Gobierno de ese país civilizado en mandarme a pasear? Pues la oferta no es hipotética. Este capitalista de casino existe y la Comunidad de Madrid está dispuesta a jugar.

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Keli

domingo, octubre 30, 2011

Esto es la derecha viii







oct
27
Artículo publicado por Vicenç Navarro en el diario PÚBLICO, 27 de octubre de 2011
Este artículo señala que el elevado nivel de concentración de las rentas y de la riqueza en los países a ambos lados del Atlántico Norte (incluyendo España) representa un obstáculo para la eficiencia económica del país, para el bienestar social de la ciudadanía, y para el desarrollo democrático de tales países. El artículo señala que la ciudadanía no es plenamente consciente del elevadísimo grado de concentración de las riquezas, resultado de políticas públicas que han beneficiado a una minoría de la población a costa de la gran mayoría.
En la mayoría de países de ambos lados del Atlántico norte no existe plena conciencia entre la población de la extraordinaria concentración de riqueza existente en estos países, resultado de la aplicación de políticas neoliberales por parte de sus gobiernos en los últimos 30 años. La desregulación de los mercados, incluyendo los financieros (que ha significado que las rentas superiores de tales sociedades y sus instituciones financieras no tengan limitaciones en sus comportamientos especulativos) y los laborales (forzando una disminución de los salarios y de la protección social, lo que conlleva un descenso de las rentas del trabajo con el consiguiente aumento de las rentas del capital, del cual derivan sus rentas los sectores más pudientes de la sociedad), así como las bajadas de impuestos (que han beneficiado predominantemente a tales sectores más pudientes), han facilitado una concentración de las rentas y de la propiedad que ha alcanzado un nivel que no se había visto desde principios del siglo XX, y que afecta negativamente la vida económica y política de tales países.
En EEUU, el investigador que ha estudiado más este fenómeno es el profesor George William Domhoff, que ha documentado cómo en aquel país el 1% de la población (los superricos) posee el 43% de todos los activos financieros, es decir, acciones (38%), valores (60%) y participaciones (62%). En realidad, si añadimos los ricos a los superricos, vemos entonces que el 10% de la población posee el 90% de tales activos y más del 80% de las propiedades inmobiliarias (excepto la vivienda habitual de los propietarios). Un indicador de esta concentración de la riqueza y de las rentas que de ella derivan es el enorme crecimiento del consumo de lujo. Las ventas de la versión más cara del automóvil Mercedes-Benz y Cadillac en EEUU y Porsche en Europa han alcanzado niveles nunca vistos antes. Mientras, las rentas del trabajo han ido disminuyendo en ambos lados del Atlántico como porcentaje de las rentas totales del país y, paralelamente, la pobreza ha ido aumentando.
El incremento en la polarización de la sociedad no está pasando desapercibida. Pero la población no es plenamente consciente del elevado grado de concentración de la riqueza. Así, cuando el canal de televisión público de EEUU (PBS) emitió el documental Land of the Free, Home of the Poor (16-08-11) mostrando la enorme disparidad de la propiedad, hubo una sorpresa generalizada. Según una encuesta entre una muestra representativa de la población estadounidense, el 90% creía que el 20% de la población (los superricos, los ricos y los grupos de profesionales de renta alta) poseía el 60% de la riqueza de aquel país. La concentración de la riqueza, sin embargo, es mucho más acentuada de lo que la población asume: el 10% (ricos y superricos) tiene más del 90% de la riqueza. Un tanto semejante ocurre en España.
La justificación de las políticas públicas neoliberales que favorecen a los superricos y ricos es que ellos son los que invierten y crean riqueza y empleo. Ahora bien, como señala acertadamente el economista de la Universidad de Cambridge Ha-Joon Chang en su libro 23 things they don’t tell you about capitalism, el nivel de riqueza y bienestar de un país no depende de la concentración de la riqueza, sino de cómo se utiliza esta. Cuando son los propios ricos y superricos los que deciden primordialmente cómo se utiliza la riqueza, la sociedad tiene problemas graves. El superrico y rico invierte, no para crear empleo, sino para conseguir más dinero. Y como puede sacar más dinero de las actividades especulativas (que no crean empleo) que de las inversiones productivas (la economía real que produce bienes y servicios), resulta que se crea muy poco empleo. De ahí que Ha-Joon Chang señale que quien debe guiar la utilización de tal riqueza, evitando sus usos no sociales, es la ciudadanía a través del Estado. Y la prueba de ello es evidente. Cuando el capital estuvo altamente regulado (1945-1980) y las diferencias de renta y riqueza entre las clases sociales eran mucho menores que ahora, resultado de políticas redistributivas realizadas por los estados, la riqueza global y el bienestar social crecieron mucho más rápidamente que durante el período neoliberal (1980-2011) cuando el capital, y muy en especial el financiero, pudo hacer lo que quiso. La Gran Recesión es resultado de ello.
Esta concentración a favor de una minoría –los ricos y superricos– se hace a costa de la mayoría, tal como muestran los siguientes hechos: las rentas del capital han aumentado a costa de la reducción de las rentas del trabajo; los recortes de impuestos que han beneficiado primordialmente a los ricos y superricos han supuesto reducciones muy notables de los servicios públicos del Estado del bienestar tales como sanidad, educación y otros servicios utilizados por las clases populares; su enorme influencia sobre los estados y sobre las instituciones internacionales (como el FMI, el Banco Mundial, la Comisión Europea, el BCE y la OCDE) explica también que se estén imponiendo políticas que, favoreciendo sus intereses, están dañando enormemente el bienestar de la población, reduciendo derechos sociales y laborales; y su influencia sobre los estados explica también las enormes ventajas fiscales y ayudas públicas que reciben de los estados (como el rescate de los bancos realizado con dinero público), a la vez que se oponen al aumento del gasto público, incluyendo el gasto público social, que beneficia a las clases populares.
En otras palabras, tales sectores pudientes (que representan minorías muy reducidas de la población) viven mejor a costa de que otros, la mayoría, vivan peor. Esta es la definición de lo que se llama explotación. Así de claro.

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Keli

viernes, septiembre 09, 2011

Esto es la derecha v


sep022011

Menos maestros, más policías

Esperanza Aguirre arranca el curso despidiendo a más de tres mil docentes de la escuela pública madrileña. Es el 12% de los profesores de secundaria, uno de cada ocho. La Comunidad de Madrid calcula que ahorrará 80 millones de euros al año, un dinero que, dice Aguirre, “evitará recortes en otras partidas esenciales para la enseñanza”. Curiosa disculpa. ¿Acaso hay algo más esencial en la enseñanza que los profesores? Lo hay: las subvenciones a la escuela privada.
Algo de hemeroteca, que la memoria es el mejor antídoto contra la mentira. Hace menos de un año, la Comunidad de Madrid aumentó las deducciones fiscales para los colegios de pago. Hasta entonces, estas ayudas sólo iban a familias pobres que matriculasen a sus hijos en centros privados (si es que tal especie existe). Pero Aguirre modificó la ley para beneficiar a las familias con rentas más altas y ahora, por ejemplo, un matrimonio con dos niños que declare ganar menos de 120.000 euros al año se puede desgravar hasta 1.800 euros por el colegio privado. En total, este regalito cuesta 90 millones de euros anuales: diez millones más de lo que Aguirre dice que ahorrará con los despidos en la escuela pública.
Como el PP se ve tan ganador el 20N que ya ni se molesta en ocultar sus planes, el modelo madrileño está siendo transplantado al resto de sus autonomías, con De Cospedal –esa política austera que sigue cobrando un segundo sueldo como secretaria general del PP– como alumna aventajada. No hay dinero, dicen. Depende de para qué. La misma Aguirre que despide maestros quiere una policía autonómica en Madrid para combatir las protestas del 15M. Es el modelo “liberal” en su peor esencia: todo se privatiza, salvo los porrazos.

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Keli

domingo, junio 12, 2011

Lo que se avecina

El Estado según la derecha

12jun 2011
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RAMÓN COTARELO

Catedrático de Ciencias Políticas

La contundente victoria de la derecha en las pasadas elecciones ha dado alas a su sector más doctrinario, que ya se ve en puertas de completar el programa de desmantelamiento del Estado del bienestar iniciado en los dos mandatos de Aznar. Un programa que reproduce al pie de la letra los planteamientos neoliberales más extremos que se aplicaron en su día en países como Grecia, Islandia o Irlanda, causando su quiebra, o que se impuso en los latinoamericanos en los años ochenta, asfixiando un continente entero.
El procedimiento es simple. Los conservadores comienzan predicando ahorro y austeridad mientras disparan el gasto público en proyectos faraónicos, simbólicos, sin utilidad práctica pero muy gravosos. Los ejemplos más claros se dan en Valencia y Madrid. Al mismo tiempo se privatizan todas las empresas públicas y los servicios públicos hasta el límite, dejando al Estado, por así decirlo, en barbecho, para poder decir después que sobran funcionarios.
A continuación se bajan los impuestos con el torticero argumento de que sólo el mercado gestiona bien el dinero mientras que el Estado lo dilapida, con lo que lo mejor es que no lo tenga. Una vez descapitalizadas las administraciones públicas, no hay más remedio que recortar el gasto público porque es insostenible, lo que genera un círculo vicioso de empobrecimiento general porque los recortes inciden negativamente en la demanda agregada.
Así se acaba con el Estado del bie-
nestar como proveedor de servicios que se justifican en cuanto a la atención a los ciudadanos como titulares de derechos: a la educación, a la salud, a la vivienda, a la jubilación, etc. La derecha no quiere ciudadanos con derechos sino súbditos sin ellos que dependan de la beneficencia privada, lo que, además, permite distinguir entre “buenos” y “malos” beneficiados y hasta influir en sus votos, pues la situación es próxima al caciquismo.
Lo anterior puede predicarse igualmente de las comunidades autónomas en cuanto que son parte del Estado pero jamás han gozado de la simpatía de la derecha, que, como se ve claramente en donde esta gobierna o está a punto de gobernar, por ejemplo en Castilla-La Mancha o Balears, lo que quiere es acabar con ellas.

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Keli