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lunes, julio 30, 2007

Este sigue siendo el salvaje Este (PP) xi


Querid@s amiguit@s, he aquí claro ejemplo de cómo el Partido Popular (reelegido con el voto corrupto de tanto nuev@ ric@ producto de la especulación salvaje) mima la Sanidad Pública valenciana.

[Nota: 125 mill. € = 20.833 millones de pesetas]





EL PAÍS , Valencia - 28-07-2007


La Consejería de Sanidad deberá abonar 124.977.456 euros a diferentes empresas de material quirúrgico, sanitario y farmacéutico por facturas pendientes de pago, correspondientes a suministros realizados a hospitales públicos, así como por los intereses de demora acumulados. Esta suma responde a 98 sentencias dictadas por la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, que anulan, por ser contrarias a derecho, las desestimaciones de la Generalitat ante las correspondientes reclamaciones interpuestas por las empresas.La cantidad más significativa son los 15.573.865 euros que la consejería deberá abonar a la mercantil Bristol Myers-Squibb, por 1.141 facturas de suministros de medicamentos y especialidades farmacéuticas realizadas durante 2003. En abril de 2004, la empresa presentó una reclamación por el impago ante la Administración autonómica sin obtener respuesta expresa, pero ahora el TSJCV anula esta "desestimación tácita" de la consejería y reconoce el derecho de la compañía a cobrar la citada cantidad, más los intereses de demora. En otra resolución diferente, la Sala estima el derecho de esta misma empresa a cobrar otros 14.774.222 euros por el impago de 1.152 facturas de suministros de 2003 y 2004, además de los intereses legales y 11.941 euros por los costes de cobro. Entre las 98 sentencias, también destaca una que impone a la Generalitat el pago de 7.935.876 euros a la empresa Baxter, más los intereses de demora, por el impago de productos sanitarios, implantes y equipos, a lo que añade otros 9.923 euros en concepto de costes de cobro.
Pago en dos mesesLos fallos judiciales recuerdan que la Administración "tendrá la obligación de abonar el precio dentro de los dos meses siguientes a la fecha de expedición" de las facturas, y en caso de demora, deberá pagar "el interés legal del dinero incrementando en 1,5 puntos la cantidad adeudada". Estas sentencias se suman a otras 31 resoluciones hechas públicas el pasado mes de abril, que reconocían el derecho de 29 empresas del sector a cobrar 24,6 millones de euros por motivos similares.
Esta misma semana, los responsables de sanidad del PSPV exigieron al Consell que haga aflorar los 1.000 millones de euros de facturas en el cajón como primer paso para solucionar los problemas financieros del sistema sanitario valenciano. El secretario de sanidad de la ejecutiva del partido, Miguel Mazón, y el portavoz del área en las Cortes, Ignacio Subías, explicaron que el primer paso que debe dar el Consell para resolver este problema consiste en reconocer la existencia de ese "pecado de origen", en referencia a las citadas facturas en el cajón. Mazón admitió que eso es un problema para el PP, porque admitir ese montante sería "reconocer que la contabilidad de la Generalitat no responde a la realidad", algo que obligaría a los socialistas a pedir responsabilidades políticas a quienes están "lastrando la sanidad".

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Keli

miércoles, julio 25, 2007

Noticias de Helena (y de su prima Ana) xxxvii



[En el baño]

Helena: -'¡Mamá, mi vulva es mágica! mira, primero suelto el pis, y hace ruido... pero mi vulva lo recoge... y después lo suelta... ¡y ya no hace ruido!'.


Ana [tres años y medio]: '¡Abuelaa ya!'.

Abuela Ana: ¡Oi, jajá, qué dos chorizos has hecho, bonita mía!'.

Ana. -'Sí abuela, son Hansel y Gretel'.

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Keli

martes, julio 24, 2007

Noticias de Helena xxxvii


Miscehelania


- 'Helena, dile a papá quién es esa mujer' [señalando a la Reina Sofía]

- '¡Mira papá, es la reina de Sant Joan!'


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- '¿Sabéis? Mis bichitos no saben saltar: hacen con los pies juntitos, pu-pu, saltitos muy pequeñitos, y a veces se caen de culo, ja, ja, ja'.


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- 'Papá, yo quiero ser de mayor princesa y médico de animales... de caballos... y también de los salvajes, pero de los buenos'.


- '¿Y qué es lo que hacen las princesas?'


- 'Pues cantar, bailar...'.


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- 'Helena, no es eso, te has equivocado'.


- 'No, no me he equivocado. No lo sabía'.


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Keli

jueves, julio 05, 2007

¡Consume hasta morir! ii

Agroliberalismo

Máxima neoliberal: Siembra dinero en vez de agua y ¡recogerás pilares de hormigón!


Consume hasta morir

« Entre 1987 y 2000 la superficie urbanizada en España se incrementó un 29,5%. Se estima que de 1987 a 2005 este incremento alcanzó el 40%. En ese periodo algunas provincias, como Madrid, urbanizaron más del 50% de su superficie urbana previa. El propio Parlamento Europeo, en un reciente informe, califica de “enladrillado” y “expolio de una cultura” la actividad urbanística que se realiza en algunas zonas de España.[...]"

Más...

(Gentileza de Ecologistas en acción)

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Keli

miércoles, julio 04, 2007

Mirar al cielo relaja v (:-)

John Martin,
John Martin, "The great day of wrath", 1851-53

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Keli

¡Humans!


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Keli

¡Dona sangre!

España se sitúa a la cola de la Unión Europea en donaciones de sangre.
Mientras que la tasa media española se mueve dentro de la treintena de donaciones por 1.000 habitantes y año, según los centros y comunidades, la cifra óptima recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se sitúa entre 40 y 50. A menudo la cirugía programada tiene que aplazarse por falta de sangre.

http://www.donarsangre.org/ Tf.: 900 50 68 19

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Keli

lunes, julio 02, 2007

Más Ehremburg


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Keli

¿Qué es la dignidad? (Ilya Ehremburg)


Querid@s amiguit@s, no me resisto a transcribir cuasi íntegro un capítulo de 'España, república de trabajadores', escrito en 1932 por el gran periodista y escritor Ilya Ehrenburg (1891 - 1967).


Allá quien no sepa llegar hasta el final.

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X


¿QUÉ ES LA DIGNIDAD?


Tengo la pluma áspera y muy mal carácter. Estoy acostumbrado a escribir de todos esos fantasmas, tan viles como miserables, que gobiernan nuestro mundo. De los Kreigers imaginarios y los Olsons vivos. Conozco bien la pobreza humillada y envidiosa. En cambio, no encuentro palabras para cantar como se merece la pobreza noble de España, la de los campesinos de Sanabria, la de los jornaleros de Córdoba y Jerez, la de los obreros de San Fernando y Sagunto, la de los desamparados que en el Sur cantan canciones lastimeras, la de los pobres que en Cataluña bailan las gentiles sardanas, la de los que, desarmados, hacen frente a la Guardia civil, la de los que se hacinan ahora en las cárceles republicanas, la de los que luchan y sonríen, la del pueblo, en fin, pueblo severo, valiente, cariñoso. España no es Carmen, ni los toreros, ni es Alfonso, ni Cambó, ni la diplomacia de Lerroux, ni las novelas de Blasco Ibáñez, ni todo lo que el país exporta al extranjero junto, revuelto con los chulos argentinos y el "málaga" de Perpiñán. No, España son veinte millones de Quijotes andrajosos y un montón de rocas estériles, aliado todo con una amarga injusticia. España es las canciones tristes como el murmullo del olivo seco, el zumbido de los huelguistas entre los cuales no hay un solo esquirol. España es la bondad innata, el amor al prójimo, la caridad. España es un gran país que supo conservar el ardor juvenil a pesar de todos los esfuerzos que hicieron para apagárselo los inquisidores, los parásitos, los Borbones, los caballeros de industria, los pasteleros, los ingleses, los matones, los mercenarios y los chulos blasonados...
Los campesinos y obreros españoles son psicológicamente mucho más delicados que los más finos moradores de las capitales europeas. La exhibición humana, esa bajeza obligatoria de nuestra vida contemporánea, les repugna. No miran, no disputan; acuden en auxilio del necesitado llanamente, como por casualidad. En España no existe el subsidio del Estado para los obreros sin trabajo. El ministro del Trabajo, socialista, está demasiado ocupado con estadísticas y proyectos. Mientra tanto, el número de los parados va en aumento. ¿De qué viven los obreros que no trabajan? Viven gracias a la ayuda de sus compañeros, que de su mísero jornal ceden siempre un poco para los que aún son más desgraciados que ellos. En Barcelona, los pisos son espaciosos y los salarios muy bajos. Por eso viven varias familias en cada piso. Los que trabajan reparten con los parados. En las aldeas de Extremadura, el jornalero da la mitad de su pan al compañero sin trabajo. Y esto se hace callando, sin que nadie se entere. En Madrid, los señoritos se preguntan asombrados: "¿Cómo no se han muerto ya de hambre los sin trabajo?" Para sacar a un burgués de Berlín cinco marcos para la sopa de los pobres hay que mentarle la Biblia y a Brünning, hay que halagarle:"Tiene usted un corazón noble", hay que prometerle. "Contaremos en el periódico su rasgo generoso", hay que echar mano de la filosofía: "Si no tienen ni una mala sopa, empezarán a asaltar las tiendas..." Lo extraño es que un tipo de esta clase y un campesino de la aldea de Olivenza que mantiene a la familia de un compañero sin trabajo, ocultando su sacrificio incluso a los vecinos, puedan designarse con la misma palabra arcaica: "hombre".
"Un duro". Esta palabra hace latir violentamente los corazones de todos los funcionarios de Madrid, de todos los viajantes de Barcelona; pero los aldeanos y los obreros españoles son indiferentes al dinero. Las grandes carreteras no acabaron aquí con la hospitalidad. El campesino francés jamás deja entrar en su casa a un forastero. Si le ofrece un vaso de vino, ya es una taberna, y por tanto exigirá lo que ese vaso de vino valga en la ciudad más próxima. Si obsequia con queso, es que ha leído en la gacetilla local que ese queso es la especialidad de la región y muy rebuscado por los parisienses. El turista puede entrar en cualquier cabaña desde Galicia hasta Almería; en todas le recibirán con una sonrisa acogedora. Le darán cuanto tengan: pan, hortalizas, fruta. Si ofrece dinero, producirá confusión, a veces ofensa. Quisimos pagar unas manzanas a un habitante de Sanabria. Para él una peseta es una suma considerable. No tiene con qué comprar ni sal ni aceite. Pero miró nuestra moneda y se indignó. El sonido de la plata no ahoga todavía en sus oídos la voz humana. Otro aldeano, cerca de Murcia, nos trajo al auto un puñado de naranjas. No era un aldeano rico; era un pobre viejo que poseía unos cuantos árboles y trabajaba para su vecino por tres pesetas diarias. Sin embargo, rehusó el dinero sencilla y majestuosamente. Una mendiga en Granada me ofreció un pedazo de morcilla de cebolla. En Algeciras un limpiabotas me regaló un cigarrillo. Un golfillo desharrapado de Madrid me obsequió con un caramelo y una sonrisa. Toda esta gente sabe que una sonrisa es más importante para el hombre que una peseta.
Los holgazanes de Madrid, sentados en sus cafés, se lamentan del amargo sino de España. Os dirán que el país perece porque los campesinos y obreros no quieren trabajar... ¡La maldita pereza heredada a través de los siglos! No hay necesidad de molestarse en desmentirlo. El mismo Madrid lo desmiente, lo desmienten la misma vida de los holgazanes, sus cafés, sus bancos, sus palacios. ¿Con qué ha sido creado todo eso? ¿Con qué, sino con la tenacidad de los campesinos, que arrancan pan de las peñas, sin abonos, sin máquinas? ¿Con qué, sino con el arte de los obreros, que en fábricas arcaicas, entre ingenieros analfabetos y gerentes ladrones, se esfuerzan en fabricar artículos para la exportación?
Es inexplicable cómo puede trabajar un jornalero de Extremadura sin más alimento que el que los médicos prescriben a los gordos ricos como "régimen de hambre", pero prohibiéndoles todo movimiento y todo esfuerzo.
Los españoles trabajan activamente, pero sin la nerviosidad americana. Hasta en el trabajo conservan su dignidad. Ford instaló en Barcelona unos talleres de montaje, con su famosa "cadena sinfín"; pero los obreros no quisieron trabajar con Ford. Un obrero calificado de Barcelona cobra siete u ocho pesetas diarias. Ford paga quince, pero en su fábrica no hay ningún obrero del sindicato profesional. Sólo hay parias reclutados en el "barrio chino". Los obreros españoles aman su oficio. Son excelentes torneros, zapateros, ebanistas. En el trabajo buscan la creación. Unas pesetas más o menos no les seducen tanto como la libertad.
El derecho al descanso se considera aquí tan necesario y natural como el derecho al aire que se respira. He aquí un zapatero: ha trabajado varias horas; ahora está sentado en su puerta y escucha... Escucha cómo canta una muchacha cargada con un cántaro, escucha el rebuznar del burro, escucha el alboroto de los chiquillos. Llega un cliente. Hay que poner medias suelas. El zapatero pregunta a su mujer: "¿Tenemos comida para hoy?" Al enterarse de que tienen pan y habas, el zapatero envía al cliente a otro zapatero que está descansando. Un mozo de equipajes de Sevilla, después de llevar un baúl, recibió su propina. "Si lleva usted otro, le daré más". El maletero se niega. Para hoy ya tiene bastante. Que gane ahora su compañero. Para míster Ford, estos hombres, si no son locos, son unos criminales. No quieren trabajar porque son imbéciles. No entienden que el secreto de la vida está en el ahorro. No se preocupan del día de mañana. Entre los obreros españoles, estos tipos son corrientes. No son perezosos; tampoco son arribistas. Son gente que sabe vivir incluso pasando hambre. Los jornaleros de Andalucía contratan meticulosamente su derecho al tabaco. No quiere decir, claro está, que los obreros de Andalucía fumen puros. No tienen ni para cigarrillos. Se trata sencillamente de quince minutos de descanso, lo que se tarda en echar y fumar un cigarro. Es el derecho no sólo a trabajar para la prosperidad del señor conde o del señor marqués, sino de tenderse sobre el suelo varias veces al día, mirar a lo lejos o simplemente respirar...
El valor, esa virtud histórica del pueblo español, sólo se conserva entre los obreros y los campesinos. A la primera señal de peligro, el rey huyó al extranjero. Los generales, héroes de la guerra marroquí, mueren viejos en los lechos caseros. Los patriotas de Cataluña juran que están dispuestos a morir por la patria, pero lo que en realidad hacen es ganar dinero negociando con Madrid. Antes negociaban con Primo de Rivera; ahora negocian con la República. Los periodistas organizan en los cafés conspiraciones inofensivas, pero ponen a salvo la pelleja, asegurándose con buenas relaciones. Sólo los obreros y los campesinos saben morir. Los fusilaba la Guardia civil del rey. Los sigue fusilando la Guardia civil de la República. Pero ellos saben avanzar contra los fusiles alzando las manos inermes.
Madrid. Septiembre. Una manifestación. Un comunista pronuncia un discurso subido en el zócalo de una casa. Es un obrero. Le escuchan los vecinos del barrio de Cuatro Caminos, obreros y artesanos. Suenan disparos... El orador continúa hablando. La muchedumbre continúa escuchando...
Apenas pasa día sin que los periódicos comuniquen: "En Gijón los obreros se negaron a dispersarse. Un muerto, dos heridos. En la provincia de Granada, una colisión entre la Guardia civil y los campesinos: tres muertos. En Sevilla, dos... En Bilbao, cuatro... En Badajoz, uno..."
Disparan. El obrero sigue hablando. Los demás siguen escuchando. Una vieja canción española canta el valor. Pero eso era antaño, cuando la temeridad loada por los trovadores no se reducía todavía a los torneos celebrados en honor de esta o aquella dama o en homenaje al rey. La vieja canción española dice: "Mi ornato son las armas, mi descanso es la pelea, mi lecho las piedras, mi sueño siempre el velar..." Esta canción tienen derecho a cantarla hoy no los salteadores de la guerra de Marruecos, ni los héroes de la República que negociaron con Alfonso su viaje de Madrid a París; tienen derecho a cantarla los campesinos y los obreros, los sindicalistas y los comunistas. Verdad es que no tienen aún armas con qué "adornarse". En cambio, hace tiempo que su lecho son las piedras duras, y amando el descanso muestran ahora que su "descanso" puede resultar muy peligroso para el sueño mullido de la República.

Más:
http://www.filosofia.org/hem/dep/lah/ora0104.htm




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