PAPELITOS
Tres y media de la tarde.
Tengo un papelito verde muy bien coloreado, con dibujos tan limpios que se nota que no lo han pintado con lápices de colores ni con ceras. Alguien muy serio me lo acaba de dar, mientras forzaba una sonrisa que él creía que no era seria y me decía, toma, niño, niño, esto que reparto aquí vale más que el propio sol. Yo me lo he quedado mirando muy fijo, creo que con los ojos muy abiertos y no he sabido qué decir, porque no he entendido lo que ese señor quería que yo entendiese. Tengo también otro papelito azul igual de puesto que me dieron hace tiempo. Aquella vez no me dijeron nada del sol, pero también fue algo muy raro, ten, con esto podrás hacerte una luna de papel. A lo mejor se refería al círculo blanco, redondo, que viene dibujado y que parece que quiere salirse del propio papel. De todas formas, los dos papelitos parecen unos cromos y siempre los llevo encima, me gusta hablar con el señor y la señora que están ahí, esperando a que les diga algo. El del papelito verde, el señor con gafas redondas y barba de chivo, se nota que es viejo porque está calvo y tiene arrugas en los ojos y las orejas bastante grandes (como las tenía mi abuelo). Sin embargo, me gusta más la muchacha joven del cántaro y la luna, es muy guapa y tiene una sonrisa que casi no se le nota, pero que es una sonrisa morena, como ella. Además, el señor tiene demasiadas venas en la cabeza, y algunas parece que se le van a estallar. Yo nunca había oído que unos cromos, por muy bien dibujados que estén, sirvan para otra cosa que tenerlos, y mirarlos, y hablar con ellos, todo lo más, se cambian los repetidos. Sin embargo, a mí me han dicho algunos que dando cualquiera de los dos no sólo me darán a cambio más cromos, sino que también azúcar, pepinos, papeles muy bien ordenados, pistolas de agua, peces de colores, agujas y manteles, incluso chapitas de latón redondas que también tienen caras, y qué sé yo más. Y no lo entiendo, porque es tonto cambiar unos cromos que no se tienen repetidos, aunque para engañarte te digan que te dan además todas esas cosas. Me han dicho también que por el papelito verde me darían más cosas que por el azul. Y es sí que no lo vuelvo a entender, tampoco es que el verde sea un color mucho más bonito que el azul. Además, no hablaron nada del color verde de los árboles o del trigo en primavera, del verde de las ranas o de los saltamontes jóvenes, ni del azul del agua del mar y de los estanques. Yo a veces me he quedado mirando muy quieto los dos cromos, y después los he puesto uno encima del otro y me he dado cuenta de que el verde es un poco más grande que el azul, Así que resulta que cuanto más grande es el cromo, más cosas te dan por él, más cosas tontas para entretenerte. O eso es lo que dicen, porque la verdad, no sé qué tiene que ver un papelito tan bien pintado y que se dobla tan bien, con ese sonido como de chasquido, con el sol, la luna, ni los manteles de colores. Menos mal que ni el sol, ni la luna, ni los manteles ni las nubes ni los peces de colores les hacen caso a los que van por ahí diciendo toda clase de insensateces.
Cáceres, sept. 1982.
