En el principio... La espuma de los días Este sigue siendo el salvaje Este (PP) lxxxi Este sigue siendo el salvaje Este (PP) lxxx Esto es la derecha ii Paz vasca Este sigue siendo el salvaje Este (PP) lxxix Noticias de Helena lxx Esto es la derecha Este sigue siendo el salvaje Este (PP) lxxvii Este sigue siendo el salvaje Este (PP) lxxvi: Comu... ¿A que al final no vendrá el lobo?

viernes, marzo 04, 2011

Para escribir hay que leer ix


Hoy: '1984', de George Orwell.
-------

Winston empezó a contarle la historia de su vida conyugal, pero Julia parecía saber ya todo lo esencial de este asunto. Con Julia no le importaba hablar de esas cosas. Katharine había dejado de ser para él un penoso recuerdo, convirtiéndose en un recuerdo molesto.
-Lo habría soportado si no hubiera sido por una cosa -añadió. Y le contó la pequeña ceremonia frígida que Katharine le había obligado a celebrar la misma noche cada semana-. Le repugnaba, pero por nada del mundo lo habría dejado de hacer. No te puedes figurar cómo le llamaba a aquello.
-"Nuestro deber para con el Partido" -dijo Julia inmeditamente.
-¿Cómo lo sabías?
-Querido, también yo he estado en la escuela. A las mayores de dieciséis años les dan conferencias sobre temas sexuales una vez al mes. Y luego, en el Movimiento Juvenil, no dejan de grabarle a una esas estupideces en la cabeza. En muchísimos casos da resultado. Claro que nunca se tiene la seguridad porque la gente es tan hipócrita...
Y Julia se extendió sobre este asunto. Ella lo refería todo a su propia sexualidad. A diferencia de Winston, entendía perfectamente lo que el Partido se proponía con su puritanismo sexual. Lo más importante era que la represión sexual conducía a la histeria, lo cual era deseable ya que se podía transformar en una fiebre guerrera y en adoración al líder. Ella lo explicaba así: "Cuando haces el amor gastas energías y después te sientes feliz y no te importa nada. No pueden soportarlo que te sientas así. Quieren que estés a punto de estallar de energía todo el tiempo. Todas esas marchas arriba y abajo vitoreando y agitando banderas no es más que sexo agriado. Si eres feliz dentro de ti mismo, ¿por qué te ibas a excitar por el Gran Hermano y el Plan Trienal y los Dos Minutos de Odio y todo el resto de su porquería?".
Esto era cierto, pensó él. Había una conexión directa antre la castidad y la ortodoxia política. ¿Cómo iban a mantenerse vivos el miedo, y el odio y la insensata incredulidad que el Partido necesitaba si no se embotellaba algún instinto poderoso para usarlo después como combustible? El instinto sexual era peligroso para el Partido y éste lo había utilizado en provecho propio. Habían hecho algo parecido con el instinto familiar. La familia no podía ser abolida; es más, se animaba a la gente a que amase a sus hijos casi al estilo antiguo. Pero, por otra parte, los hijos eran enfrentados sistemáticamente contra sus padres y se les enseñaba a espiarlos y a denunciar sus desviaciones. La familia se había convertido en una ampliación de la Policía del Pensamiento. Era un recurso por medio del cual todos se hallaban rodeados noche y día por delatores que les conocían íntimamente.

Etiquetas: , , , , , , , ,

Salud y enjundia

Keli

0 Comentarios:

Publicar un comentario