Para escribir hay que leer vii
Hoy: 'Lo que el viento se llevó', de Margaret Mitchell, 1936
Fue en la reunión musical de la señora Elsing, a beneficio de los convalecientes, donde Rhett afirmó su definitivo ostracismo. Aquel día, la casa de Elsing estaba llena de soldados con permiso, de miembros de la Guardia Nacional y de la Milicia Unificada; de señoras viudas y muchachas. La gran copa de vidrio grabado que el mayordomo de los Elsing tenía entre las manos, junto a la entrada, se había llenado ya dos veces de monedas de plata: la oferta individual de todos los asistentes. Esto representaba ya un éxito, porque cada dólar de plata valía sesenta dólares en papel.
[...]
Terminado el cuadro, [Escarlata] buscó los ojos de Rhett para ver si éste había apreciado su exhibición y vio con una sensación de despecho que él estaba atento a una discusión y probablemente ni la había advertido. Por las caras de los que lo rodeaban, ella comprendió que estaban furiosos por lo que Butler estaba diciendo.
-¿Debo interpretar que usted opina que la Causa por la que han caído nuestros héroes no es sagrada?
-Si usted fuese magullado por un tren en marcha, su muerte no santificaría a la Compañía Ferroviaria, ¿verdad? -replicó Rhett; y su voz parecía pedir humildemente una información.
-Señores -la voz de Guillermo temblaba-, si no estuviese bajo este techo...
Guillermo se puso rojo y todas las conversaciones cesaron. Todos estaban turbados. Guillermo estaba sano y fuerte y en edad de prestar servicio y sin embargo no había ido al frente. Era hijo único, esto es cierto; y, después de todo, hacía falta que se quedase en casa para proteger al Estado. Pero cuando Rhett habló de su valor hubo por parte de los oficiales y convalecientes risitas burlonas.
"Pero ¿por qué no se callará? -pensó Escarlata, indignada-. ¡Estropea toda la velada!"
Las cejas del doctor Meade fruncían amenazadoras.
-Para usted, joven, no hay nada sagrado -empezó con la voz que usaba en sus discursos-. Pero para los patriotas del Sur, hombres y mujeres, hay muchas cosas sagradas. Una de ellas es la de libertar a nuestro país de los usurpadores; otra es el Derecho de Estado, y...
Rhett tenía un aire de desprecio.
-Todas las guerras son sagradas -replicó- para los que deben hacerla. Si los que empiezan una guerra no la declarasen sagrada, ¿quién sería tan bobo que fuese a combatir? Pero, digan lo que quieran los oradores a los idiotas que van a hacerse matar, cualquiera que sea el noble fin que le asignen a la guerra, la razón de ésta es siempre una sola: el dinero. Todas las guerras no son más que cuestión de bellas palabras de los oradores que se quedan en casa. A veces, el grito de guerra es: "¡Liberemos el Sepulcro de Cristo de los Infieles!"; otras veces "¡Abajo el Papado!", "¡Libertad!"; a veces "¡Algodón, Esclavitud, Derechos del Estado!"
"¿Qué diablos dice del Papa? -se preguntó Escarlata-. ¿Y del Sepulcro de Cristo?"
Mientras intentaba acercarse al grupo, vio a Rhett inclinarse secamente y marchar hacia la puerta. Intentó unirse a él, pero la señora Elsing la cogió de la falda.
-¡Déjalo ir! -le dijo con una voz clara que retumbó en la sala un momento silenciosa-. ¡Es un traidor y un especulador! !Es una serpiente que hemos alimentado en nuestro pecho!
Rhett, en la antesala y con el sombrero en al mano, oyó lo que había dicho para que lo oyese y se volvió para examinar un instante el salón. Miró impertinentemente el pecho liso de la señora Elsing, sonrió y, haciendo una inclinación, salió.
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2 Comentarios:
1) Desdeluego, el personaje de Reth no podía existir si no existíera Clark Gable, es imposible leerlo sin visualizarlo.Aquí lo encontramos asistiendo a un Tea Party sudista...
2) Me sorprende encontrarme que este libro que deboré a los ¿15? tiene párrafos con más contenido de lo que podía pensar entonces, como la discusión sobre el sentido de la guerra. A veces los bestseller son buenos. Por entonces todo lo que no fueran consignas ocultas contra las dictaduras pasaba a ser "novela". Pero la vida se encarga de demostrarnos que además existe el Tea Party y esa panda de HDP.
Saludos de Washyourfeet!
Pues mira, muchacha, el Rhett Butler de papel es muchísimo más guapo/interesante que Clark Gable (al que, como sabes, le olía mal el aliento).
¡Pedazo de novelón, meticuloso, dinámico, contextualizado...! ¡Me lo pasé Pipa, Pipa y Pipa este verano! ¿A qué estáis esperando?, ¡que no está descatalogado!
El pacoRhett.-)
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