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jueves, mayo 27, 2010

Diferencias entre 'improvisado e instantáneo'

Tribuna

El relato de los hechos

Diario Información
10:33
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Estos días están siendo duros, amargos, para el presidente Zapatero, para su Gobierno y para el Partido Socialista. Hemos tenido que tomar a velocidad de vértigo medidas de recortes sociales a las que nos hemos resistido durante más de un año. No es que no supiéramos tomarlas, es que no queríamos adoptarlas. Cuando PP o CiU dicen que si las hubiésemos tomado antes no habríamos llegado a esta situación, sorprende el engaño al que nos quieren llevar: hay países que ya las tomaron; que no consiguieron crecer y que ahora deben tomarlas por segunda vez.

Nosotros nos hemos rebelado a variar nuestras políticas sociales y hemos conseguido resistir el envite. Hemos podido hacerlo porque partíamos de una situación muy buena conseguida en la primera legislatura: cuentas saneadas y superávit. La cuestión es, por tanto, entender qué ha pasado ahora; qué pasó la semana pasada, para tener que adoptar medidas tan dolorosas para los socialistas.

Cuando la Unión Europea acordó una moneda común no decidió al mismo tiempo una política económica común. Esta contradicción se ha hecho visible con la llegada de la crisis y ha hecho peligrar gravemente al euro con el desplome de los mercados la semana pasada. Por eso el domingo, 9 de mayo, hubo que poner a toda prisa 750.000 millones de euros encima de la mesa con dos mensajes. El primero, el acuerdo de elementos de política económica común con la reducción inmediata de nuestros déficits. El segundo, y de forma coordinada, el recorte de nuestros gastos.

Rajoy todavía no ha entendido que ésta es una crisis totalmente novedosa, profunda e instantánea. La respuesta de los 750.000 millones de euros no es una medida económica improvisada sino una medida instantánea. Una respuesta común de los gobiernos europeos para convencer a inversores y mercados que se pagarán las deudas y que se reducirán los déficits. Sin esa respuesta coordinada, el lunes pasado habría sido un lunes negro para el euro y para Europa.

Convencer a los mercados y a los inversores es fundamental. Si el pago de la deuda no inspira confianza, la subida de intereses sería tan dura que paralizaría nuestra economía durante muchos años. En España la deuda pública no es alta; el 54% del PIB, una de las más bajas de Europa. Pero la deuda privada, de empresas y familias, es muy alta; casi un 200% del PIB. Por lo tanto, debemos vigilar que no suban los intereses para que las familias puedan seguir pagando sus deudas, y consumiendo, y las empresas invirtiendo y no incrementando el desempleo.

Durante estos dos años, Europa ha hecho frente a una crisis que proviene de la crisis financiera iniciada en EE UU. Cuando la crisis americana estalla se producen reuniones internacionales urgentes e inyecciones ingentes de dinero para comprar bancos y evitar el desplome del sistema financiero ya contaminado.

Eso no ha ocurrido en España; aquí se ha prestado dinero a los bancos que ya nos están devolviendo. Pero donde sí hemos invertido grandes cantidades de dinero es en nuestra economía. Planes de choque para reanimar la actividad de las empresas y paliar la sangría del paro que se nos venía encima. Y eso es lo que ha incrementado nuestro déficit. Un déficit sobre el que ya habíamos adoptado un plan de ajuste a cuatro años, reduciendo gastos de 25.000 millones de euros hasta el 2013. Un déficit que merecía la pena porque esas inversiones inmediatas, y a largo plazo, empezaban a dar sus frutos. Nuestras exportaciones están creciendo al 14%; las inversiones industriales aumentan al 12%. Y ya hemos iniciado lentamente la salida de la recesión.

Pero la semana pasada llegó a toda Europa un nuevo golpe: el desplome del mercado. Y lo que íbamos a hacer en cuatro años se ha reducido a uno y medio. Esto es lo que el 12 de mayo anunció el presidente Zapatero en el Congreso. La necesidad de adelantar coordinadamente con Europa la reducción del déficit; la necesidad de mostrar a los mercados que Europa es un gran proyecto político y económico del que saldremos más unidos y fuertes que antes de la crisis.

Tenía razón el presidente Lula: José Luís Rodríguez Zapatero está pagando una crisis que él no inició. Muy al contrario. Con él ha habido por primera vez superávit en nuestras cuentas; hemos pasado en la pasada legislatura del 11% del paro dejado por Aznar al 8%. Las pensiones han crecido el 10% de media. Los funcionarios han incrementado sus sueldos por encima de la inflación. La cooperación ha aumentado de 1.700 millones de euros a 5.300. Pero ahora, recordemos que hay más de 4 millones de parados. Seamos solidarios con ellos mientras entre todos recuperamos la economía de nuestro país.

Firman también este artículo, Carlos González, Herick Campos, Guillermo Bernabeu y Vicenta Tortosa, diputados nacionales del grupo parlamentario socialista.

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