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martes, mayo 17, 2011

Por qué gana siempre el PP






EL PAÍS, domingo 1 de mayo de 2011

EL SECUESTRO DE LA DEMOCRACIA

La pregunta que muchos ciudadanos se hacen es por qué el PP, pese a los escándalos que le afectan, mantiene su hegemonía en la Comunidad Valenciana. Cómo es posible que con un presidente de la Generalitat a un paso de sentarse en el banquillo los valencianos mantengan su confianza en un partido agusanado por tantos casos. EL PAÍS anticipa el libro en el que cuatro profesores universitarios intentan responder a todas estas cuestiones.

Por qué gana siempre el PP

Ausencia de igualdad de condiciones, las redes clientelares, la influencia de la iglesia y el control mediático condicionan la política valenciana

J. T. Valencia

Vivimos en un mundo de grandes complejidades en el que la democracia se resiente y el estado del bienestar se nubla. Los Estados nacionales se diluyen, por utilizar el término de Bauman, ante el poder de un mercado global; la división de poderes que acuñase Montesquieu para identificar un estado de derecho se desdibuja y confunde de forma harto frecuente; y los ciudadanos, depositarios de la soberanía, cada vez se alejan más de la política y de los políticos, según constatan las mediciones demoscópicas.

Los valencianos no son excepción, en todo caso reiteración. Vivimos un tiempo de grandes preguntas acerca de las lógicas políticas y de las ilógicas electorales que se agudizan en vísperas electorales. En estos días la cuestión reiterada es, ¿por qué el Partido Popular de la Comunidad Valenciana, a pesar de los casos de corrupción que afectan a sus cargos y candidatos, aparece en todas las encuestas como claro ganador? Es más, ¿cómo explicar la paradoja de que, a pesar del paso de un tiempo que a todos consume, sin embargo, el PP valenciano sea cada vez más hegemónico y poderoso?

La intensidad del periodismo, en ocasiones, produce disloque a la hora de obtener conclusiones globales. Por eso, para responder a estas y otras preguntas, era preciso un análisis de conjunto que estableciese relaciones y explicaciones entre la intensidad de los casos de corrupción y la extensión del respaldo popular, especialmente significativo en el caso valenciano. Los profesores Piqueras, Martínez, Laguna y Alaminos, con amplia experiencia en el mundo de la comunicación, la historia y la sociología, han abordado este reto en el libro, El secuestro de la democracia. Corrupción y dominación política en la España actual, que está a punto de ver la luz bajo el sello editorial de Akal. A continuación, ofrecemos algunos de los fragmentos de esta obra que, sin duda, agitará el debate pre y postelectoral que vamos a vivir

» Con las cartas marcadas. En primer lugar, el libro establece que si bien las elecciones son la expresión máxima de la voluntad popular y la regla de oro de todo sistema democrático, no todos compiten en las mismas condiciones ni con las mismas posibilidades. En el caso valenciano, opinan los autores, hay quien juega la partida con las cartas marcadas:

“…La habilidad de los dirigentes del PP para revestir a su partido de los atributos de un partido hegemónico que, conservando las normas democráticas, imposibilita de facto la competencia en igualdad de condiciones. Para ello resultó esencial organizar el secuestro de la democracia creando una trama delictiva destinada a recaudar ingentes sumas de dinero para el partido a cambio de concesiones públicas (que no excluye el enriquecimiento personal) y, a la vez, utilizar recursos públicos para generar una clientela amplia y fiel mediante métodos que se inscriben en variantes “modernas”de patronazgo de partido. La diferencia con lo que podemos advertir en otras regiones de caciquismo tradicional y en otros países de nuestro entorno, es que la estructura corrupta/clientelar tiende a constituirse en sistema”.

“La razón última de la enorme desigualdad en la competencia electoral a favor del PP no es otra que el control abusivo y oscuro que hacen del dinero de todos…”.

“La existencia de un presupuesto abultado y oculto destinado a la proyección del partido y de sus políticos, a hacerlos más conocidos entre la población, a proporcionar ventaja en la captación de la atención y el voto de los electores supondría una alteración del sistema de competencia política”.

» Las redes clientelares. Junto a la razón económica, está la fuerza de la influencia. El éxito electoral del PP tendría mucho que ver con la cantidad de redes clientelares que garantizan fidelidades y movilizan un gran contingente de personas en cada cita electoral.

“Clientelismo, alianzas, redes…: una trama socio-política tejida durante tres lustros sobre la afinidad de intereses, la creación de lazos de dependencia, la reciprocidad obligada, han creado una extensa y tupida malla destinada a pescar y retener votos, “votos cautivos”, como precisaba con todo lujo de detalles uno de sus dirigentes”.

Y entre los autores de esa red de redes que debilita la democracia y distorsiona los resultados, los autores citan dos nombres propios que sobresalen de forma notoria en el libro: Fabra y Blasco.

“El Partido Popular de la Comunidad Valenciana ha levantado una estructura de poder clientelar que en términos de modelo político podemos considerar ejemplar del mismo modo que en términos morales y democráticos resulta poco edificante. Disponemos de un testimonio interno, suficientemente autorizado, que ratifica cada una de las afirmaciones efectuadas en este párrafo. Corresponde a Carlos Fabra, presidente provincial del PP en Castellón y presidente de la Diputación, envuelto en una oscura trama perseguida por la Justicia, que hemos comentado. En febrero de 2009 la Cadena SER difundió una conversación grabada por un militante del PP, al parecer en vísperas de las elecciones de 2007. En ella puede escucharse cómo el líder provincial instruye a sus correligionarios: “el que gana las elecciones coloca a un sinfín de gente, y toda esa gente, eso un voto cautivo… Supone mucho poder, en un ayuntamiento, en una diputación, en todas partes…”, decía. Y a continuación, añadía: “Yo no sé la gente que habré colocado en doce años. Pero entre Penyeta, el Hospital, la Diputación, el Puerto…, ni sé… Tonterías… Madre que quiere entrar en el colegio de la Consolación de Burriana. Está muy difícil… No hace falta que me extienda mucho más…”. Dirigiéndose a sus compañeros, ante lo que pudiera llegar, apelaba a cerrar filas, en lo más parecido a un pacto de omertá: “Lo digo para que tengamos muy claro que somos los únicos que nos podemos apoyar. Si nosotros damos la sensación de que estamos enfrentados, lo vamos a tener muy mal, vamos a quedar muy mal y perderemos las elecciones y, perdona, después de perder las elecciones, cuesta recuperarlas”, concluye Fabra. En una lógica rigurosamente clientelar, advertía: “el que gana las elecciones coloca a un sinfín de gente, asesores, secretarios, directores generales, subdirectores, subsecretarios, asesores de los consellers, directores territoriales, secretarias de no sé qué y con las oposiciones puedes meter a uno o dos ayudantes. Y toda esa gente es un voto cautivo. Ese es un voto cautivo, que lo tengáis muy claro. Supone mucho poder en un ayuntamiento, en una diputación…”. Hablaba con conocimiento de causa.

“La creación de tramas cívicopolíticas es una de las especialidades de Rafael Blasco. Su pasado como activista en el Movimiento Comunista de España, en el maoísta PCE (marxista-leninista) y en el FRAP, antes de recalar en el PSPV y más tarde en el PP, parece haberle dado un profundo sentido de la organización y de la utilización de los resortes de la sociedad civil, o de un remedo de ella, que tan útil se ha demostrado más tarde al servicio de opciones conservadoras”.

» La influencia de la iglesia. Diversas son las organizaciones sociales analizadas en el libro cuya suerte está especialmente ligada al éxito electoral del PP, desde organizaciones agrarias, de inmigrantes, de colectivos étnicos, hasta religiosas. De todas ellas, destacamos este párrafo dedicado a la iglesia valenciana:

“Hemos dejado para el final un último lazo, una última red: la convergencia de intereses entre el Partido Popular y la jerarquía de la Iglesia católica en las diócesis valencianas y, en particular, de la capital”.

“(…) La fundación y expansión de la Universidad Católica constituyen un misterio digno de entrar en el libro de las maravillas. Cómo el arzobispo de una diócesis con los mismos problemas económicos que las restantes, que para su sostenimiento depende de las transferencias del Estado con cargo al IRPF —una vez deducidos los gastos de la Conferencia Episcopal en instituciones comunes y en la COPE, la cadena de radio—, o de las limitadas contribuciones de los fieles; una diócesis que únicamente pudo contribuir con seis euros a la Fundación Luz de las Imágenes y parece que con nada a la Fundación V Encuentro de la Familia, era capaz de reunir los recursos financieros para crear toda una universidad, con 25 titulaciones, sedes en seis municipios y un considerable número de edificios rehabilitados y habilitados en el centro de Valencia, supone un verdadero milagro, al lado del cual la multiplicación de los panes y los peces queda reducida a una simple ilusión de prestidigitador de fiesta infantil”.

» El control mediático. Sin embargo, el sistema social donde más esfuerzos y recursos se han invertido para su control es, sin duda, en el mediático. El libro analiza con todo lujo de detalles las redes creadas en torno a los medios de comunicación:

“Los Gobiernos valencianos del PPCV han apostado por la berlusconización —con la diferencia de que cuando Berlusconi llegó al poder, ya era un magnate de los medios de comunicación, mientras que el PPCV ha intentado, desde el poder, crear su propio emporio mediático; al margen de lo homólogo en ambos casos: la gubernamentalización de los medios públicos audiovisuales—, con la intención de convertirse en una máquina de ganar elecciones a pesar de los resultados reales de la gestión política”.

El paradigma de este control y utilización partidista de la comunicación política es, sin duda, la Radio Televisión Pública valenciana. Pero también medios privados disfrazados de empresas independientes y periodistas que hablan de todo con guión previo. El resultado es un dominio absoluto del discurso político, logrando imponer cada día en el debate público de los medios los temas y las orientaciones más positivos para el PP. Y para garantizar el éxito del mensaje, su credibilidad ante los ciudadanos, una cohorte de representantes civiles, en teoría ajenos a la política, son citados para orientar el punto de vista.

“El Partido Popular, gracias a su posición de poder, no ha tenido mayores problemas para conseguir que representantes de todo tipo, empresarios, deportistas, religiosos, periodistas, etc., hayan actuado como refuerzo de su mensaje. De esta forma, evitaban la reactancia o el rechazo a priori, ya que, lo que antes podía ser interpretado como propaganda por venir de un partido, ahora es interpretado como información por venir de un no político”.

En consecuencia, ¿qué clase de democracia identifica al sistema valenciano? La respuesta para los autores se encuentra en la tesis inicial, la misma que justifica el título del libro, El secuestro de la democracia, y en el párrafo con el que termina la obra.

“En el presente libro sostendremos que la corrupción política —en su vertiente de venta de decisiones y de creación de una amplia bolsa de voto cautivo— caracteriza las prácticas políticas de la Comunidad Valenciana desde 1995 a partir del acceso al gobierno autónomo del Partido Popular, el PP, siglas bajo las que se agrupa la totalidad de la derecha política”.

“El modo de hacer política del PPCV se ha convertido en un cáncer con metástasis en el tejido económico y social de la Comunidad. La quimioterapia judicial podrá paliar en algo los daños y mejorar la calidad de vida de la democracia valenciana. Hay otros daños que ya son y serán irreparables”.

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