Por qué la izquierda se traba en Hespaña
El relativo éxito del PP catalán
Quien echa agua al vino de la victoria de Alicia Sánchez Camacho es nada menos que el ex presidente del PP de Catalunya, Alejo Vidal-Quadras: “Si al final los populares, en una situación de derrumbe socialista, lo máximo que consiguen es volver a 14 años atrás, deberían revisar a fondo su papel y su estrategia”, dice en una columna para La Gaceta. El eurodiputado conservador tiene algo de razón, aunque quede feo que él mismo presuma: el PP ha logrado un escaño más en el Parlament de los que tuvo Vidal-Quadras en 1995. Sin embargo, los datos del domingo no rompen el techo histórico del PP: 384.019 catalanes votaron a Sánchez Camacho (12,33% del total) frente a los 421.752 de Vidal-Quadras en 1995 (13,21%). El PP ha movilizado a toda su parroquia catalana, pero no suma un ciudadano más de los que ya tuvo.
El dato provoca dos conclusiones cuando se traslada al resto de España. La primera, que el voto del PP está completamente movilizado, pero que no parecen ser más de los que siempre han sido. En las cuatro últimas elecciones generales, desde 1996, el PP se ha movido en una pequeña horquilla entre los 9.700.000 y los 10.300.000 votos; unos resultados con los que ha cosechado dos victorias –una de ellas incluso con mayoría absoluta– pero también dos derrotas. En esas mismas elecciones, el resultado del PSOE ha oscilado muchísimo: entre los menos de ocho millones que logró Joaquín Almunia y los más de once millones que respaldaron en 2008 a Zapatero. Fue la izquierda, con su abstención o su voto, quien siempre decidió las mayorías.
La segunda conclusión cae por sí sola: no será el PP quien gane las próximas generales, sino el PSOE quien las pierda. Por eso Rajoy tiene tanto interés en no salir de su siesta, no vaya a ser que la izquierda se movilice en su contra.
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