Cita (poema)
Venga, lengua,
alborótate en un rizo de saliva,
deja de restregarme los labios,
que tu arco esponjoso se tense no sólo para tragar,
que tu ágil bordoneo
comience a entretejer el paisaje que debes,
a pergeñar el puente que nos salve,
nos reúna de esta isla al varadero común.
No vaciles detenida, muerta,
vencida antes de empezar.
Prepara la liturgia amable de la confidencia,
la taracea indeleble
que muestre el íntimo resplandor;
remata la urdimbre a costurones torpes
aunque sea,
transforma el aire quieto
en golondrinas a sus oídos,
gorjea el canto libre de quien nada teme,
desata este nudo insoportable
por vago y escurridizo,
que florezca la comezón
o vaharadas de pudor desborden como espuma
el vaso que me contiene.
Y vamos a empezar con un:
'¿Tú crees que el azul de tus ojos
es reflejo del cielo?'
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