Melibea
Durante todo el fin de semana, una de las noticias más reincidentes en los medios de comunicación de nuestro país, tratada de un mismo modo por todos los que he podido consultar, ha sido la del supuesto ataque a la libertad de expresión en Venezuela, si bien ayer mismo el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos -que acaba de regresar de Caracas-, aseguraba en el diario El País todo lo contrario. La medida del gobierno bolivariano, acordada por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones, se limita a una aplicación de la regulación radioeléctrica venezolana, anulando la concesión de 34 emisoras de radio y televisión que operaban en la ilegalidad. El vencimiento o anulación de las concesiones, según CONATEL, se debe al fallecimiento o la renuncia del anterior titular, al propio vencimiento de la fecha de concesión, a que los titulares de la misma no se presentaron en Comisión Nacional de Telecomunicaciones durante el período indicado o a la declaración de improcedencia por el cambio de título. Pues bien, de estas razones nada se dice en la información aportada por los periódicos de mayor difusión ayer domingo, sean de la tendencia que sean, según resume mi estimado Oriol Sabata en LibreRed:
"El diario La Vanguardia elaboró un titular claramente tendencioso sobre el tema: “Hugo Chávez pisa el acelerador para asegurarse el poder”. En el cuerpo de la noticia, Joaquim Ibarz, corresponsal del diario en México, realiza interpretaciones muy particulares: “La orden conminatoria del ministro Diosdado Cabello se tuvo que obedecer sin rechistar”. “El gobierno de Hugo Chávez clausuró las 34 emisoras –otras 206 están amenazadas de cierre- dentro de una amplia ofensiva de medidas legislativas con la que busca acallar a los críticos y asegurar el poder en futuras elecciones”. También encontramos el siguiente enunciado: “El presidente Chávez pisa el acelerador para imponer su proyecto de socialismo totalitario”. El corresponsal se contradice hablando de “socialismo totalitario”, dando a entender que hay una carencia de valores democráticos en el país. Sin embargo, en el siguiente párrafo, él mismo dice que la ley fue aprobada por la Asamblea Nacional. Por si no fuera poco, se atreve a nombrar a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), como si de un referente periodístico se tratara: “Una nueva ley de información que según la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) representa un devastador golpe a la democracia”. Desgraciadamente, la SIP todavía no ha condenado firmemente el golpe de Estado en Honduras, por lo que resulta difícil ver a esta organización como una defensora de la democracia.
El diario ABC, por su parte titula su nota de la siguiente manera: “Chávez cierra las primeras 34 emisoras de radio y un canal de televisión”. Pero el diario ABC, a través del testimonio de William Echeverría, presidente del Colegio Nacional de Periodistas, habla de una cuarta “causa oculta” para la no-renovación de licencias: medios supuestamente “independientes y que no se han sometido a los mandatos de Chávez”. Ludmila Vinogradoff, corresponsal deABC en Caracas, realiza una afirmación muy subjetiva: “el gobierno ha estado acorralando a todos los medios de comunicación que no comulgan con el chavismo. Con su proyecto revolucionario pretende tener el control y la hegemonía de los medios”.Más adelante dice: “un polémico proyecto de ley mordaza que limita y debilita la libertad de expresión. Esta ley castiga con 2 y 4 años de cárcel al que informa y opina contrario al gobierno”.
El País, uno de los diarios españoles con más tirada y con una linea editorial supuestamente progresista, publica un titular llamativo: “Chávez prepara una ‘ley mordaza’ para castigar a la prensa crítica”. Maye Primera, la corresponsal en Caracas del diario, advierte de que la aplicación de esta nueva ley puede convertirse en una herramienta de censura de los medios privados.
El Mundo, también es directo: “Chávez, contra las radios”. En el cuerpo leemos frases como: “la oposición afirma que se trata de un paso más para reprimir la libertad de expresión y acallar a la disidencia.”
Público, el diario que podría considerarse más cercano a la izquierda, publica la noticia más manipuladora sobre el tema. Aparentemente, no realiza un ataque tan feroz como los demás diarios pero lleva a cabo una jugada muy tramposa. Su estrategia consiste en mostrar una imagen de división y confrontación entre los seguidores de Chávez. Su titular es: “El control a la prensa enfrenta al chavismo”. En el texto encontramos las siguientes afirmaciones: “La ley ha abierto una fuerte controversia entre los propios seguidores del presidente Hugo Chávez”. Sin nombrar a las fuentes de las que habla dice: “La ley está fuera de lugar y es horrorosa, dijo a Público fuentes próximas al Gobierno venezolano”. Pero lo más perverso viene a continuación: “La prensa próxima al proceso revolucionario también podría acabar en los tribunales de justicia”, recalcaron las mismas fuentes”. Informaciones como esta resultan absurdas y probablemente lo único que pretenden es generar un divisionismo entre la propia izquierda venezolana que a día de hoy, en términos generales, es inexistente.
La mayoría de medios que arremeten contra el presidente venezolano suelen hacerlo en la dirección de deslegitimarlo democráticamente. Esto explica que se hable constantemente de “perpetuación en el poder” o de “censura de medios”, conformando una imagen totalmente distorsionada de la labor gubernamental y dando a entender que el país está siendo gobernado directamente por un dictador".
Mientras, el único dictador recientemente destapado en América Latina, Roberto Micheleti, que lleva ya más de un mes al frente del poder usurpado con las armas al legítimo presidente de Honduras, mata, reprime y encarcela a los conciudadanos que se siguen oponiendo a su golpe de Estado. Las últimas palabras del presidente golpista hacen referencia al embajador de Estados Unidos en su país, Hugo Llorens, a quien ha criticado por reunirse en Nicaragua con Manuel Zelaya para restituir a éste en la presidencia del país. Micheleti se cree Honduras y se cree Dios, todo en un mismo párrafo: "En esta tierra se respeta lo que los gobiernos dicen y no es posible que nadie, por muy poderoso que sea, venga a decirnos lo que tenemos que hacer, porque aunque se han hecho esfuerzos para que Honduras se doblegue, contra Dios no hay país poderoso".
RedDIARIO
Si se permite este golpe vamos a volver a las políticas cruentas en América Latina. (Salvador Zúñiga).